viernes, 2 de mayo de 2014

Crónicas: Rock ‘n’ Roll Madrid Maratón 2014

MARATÓN DE MADRID ROCK AND ROLL , MAPOMA.

AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LOS SUEÑOS
Esta crónica, lleva tantos sentimientos, tantas inquietudes en su regazo, que espero hacerle justicia con la pluma y no dejarme nada, ni a nadie en el camino.
Como diría Joaquín Sabina “ Pongamos que hablo de Madrid”, sin duda alguna reconocido por todo maratoniano que se precie, es una de las maratones más exigentes de toda la geografía española, y parte de culpa la tiene su tramo final. En nuestro caso concreto, lo primero de todo es preguntarnos de dónde salió la idea de correr una maratón.La verdad es que desde que somos parte del Club de atletismo Tuercelindes, nuestra carrera deportiva y afán de superación va viento en popa. Pues bien, fue Herminio quien comenzó a despertar el gusanillo de esta distancia, él había hablado con mucha gente que la había hecho y tenía bastante claro que si otros la hacían él también podría culminarla y claro, me propuso si estaba dispuesta a hacerla con él. Lo anduve pensando, pero no estaba convencida del todo. Entonces llegó el 22 de Diciembre de 2013 y fuimos tres verdes  tuercelindes en el mismo coche a correr los diez mil de Aranjuez: Pj, Herminio y yo, el camino como es largo da tiempo a hablar de muchas cosas y una de ellas fue la maratón. PJ ya había corrido 8, es una máquina y nos dijo que él nos podía pasar un plan de entrenamiento, de forma que si lo cumplíamos  eso nos garantizaría que la podíamos terminar, fueron tantos los ánimos que nos dio y tan espectaculares las sensaciones que nos describió que disfrutaríamos a lo largo de la carrera que si tenía algún tipo de duda, me la mitigó y consiguió que me lanzase a la piscina. Además se ofreció para resolvernos cualquier tipo de duda que tuviésemos durante la preparación. En fin ya lo teníamos todo: un sueño, un plan, un preparador, un hombro donde desahogarnos, unas buenas zapatillas, sólo restaba empezar a trabajar en ello. Y así lo hicimos, nos faltaban catorce semanas de duro trabajo hasta el 27 de abril de 2014.
Empezamos con el plan, y fieles a los entrenamientos y a los posibles contratiempos a los que estábamos expuestos, como todo corredor que se precie a ello, llegó el día soñado. Sábado 26 de abril, a eso de las 8 de la mañana, levantamos a los niños, preparamos los desayunos, ultimamos los detalles y preparativos y salimos rumbo a Toledo, en concreto a Nambroca ciudad donde íbamos a dejar a nuestras dos joyas para poder ir a la maratón. Una vez llegados a casa de mi hermana, descargamos los enseres de los niños, tomamos un café con ellos y arrancamos en dirección a Madrid. No quiero abandonar este párrafo sin dedicarle unas palabras de agradecimiento a estos manchegos , en la actualidad hijos adoptivos de Nambroca mi hermana Mary y a mi cuñado J, ellos tienen un trocito de esta medalla, sin la ayuda de ellos, esto no se hubiera podido lograr. Va por vosotros.
Arrancamos rumbo a la capi y en el camino, paramos en el decathlon a comprar los geles con los que íbamos a correr la maratón y que ya habíamos probado en los entrenamientos, además compramos una gorra y un cinturón para llevar los geles y el dinero, por si nos pasaba algún percance en carrera.
Después fuimos dirección la casa de Campo en busca de la Pasta Party, que es una invitación a pasta que hacen a todos los participantes en la carrera en cualquiera de sus modalidades, pese a que nos perdimos y no nos resultó nada fácil llegar, finalmente lo encontramos, y comimos pasta:  unos ricos macarrones. Además nos encontramos por allí con Paco ( que debutó en la Madia Maratón), Esther, y su hija, con Carmelo y Vanesa y con la hermana de Pepe. Allí pasamos unos grandes momentos como dan fé de ello estas fotos:


Tras una velada de incalculable valor, nos fuimos al hotel a dejar las maletas, descansar un poco, ducharnos para después a las nueve quedar de nuevo en un italiano llamado Pinochio enfrente del museo Reina Sofía, donde nos tomamos otro plato de pasta, para llenar el cuerpo de carbohidratos de cara al desafío del día siguiente. Aquí se unió a nosotros Chema( otro maratoniano, que en esta ocasión participó en los diez mil para mejorar su mmp).

Bueno, a las doce de la noche regresamos al hotel, a descansar. Al día siguiente a las seis de la mañana en pié, una ducha rápida para despejarnos, un desayuno energético, vestirnos, colocar dorsal, coger la bolsa que teníamos prevista dejar en el ropero, y rumbo al bar el Brillante situado en Atocha donde habíamos quedado a las 8. Nosotros fuimos los primeros en llegar, nos siguió PJ, y finalmente llegó Carmelo.

Una vez reunidos nos fuimos para el ropero a dejar las bolsas.

Foto antes de salir, llenos de emoción, las caras hablan por sí solas:


 Una vez que dejamos las bolsas a buen recaudo, fuimos rápidos y veloces a la línea de salida, porque tampoco es que nos sobrase mucho tiempo, la salida era a las nueve, en la Plaza de Cibeles. Nos metimos en el cajón nº 3 y con mucha emoción y nervios esperamos el pistoletazo de salida. Emocionados comenzamos la aventura que tanto tiempo habíamos esperado. Empezamos a subir, en concreto 6,5 kilómetros hasta llegar a la paz momento en el que hicimos izquierda. Hasta el momento nuestro ritmo era de 6 km/h, íbamos fenomenal, la euforia nos hizo olvidar que estábamos subiendo. Tuvimos un pequeño percance en el primer avituallamiento, donde nos perdimos, pero gracias a las voces de Carmelo y a sus idas y venidas hacia delante y hacia atrás conseguimos volver a reunir al pelotón, y fieles a la historia seguimos juntos.

Avanzamos entre subidas y bajadas hasta el kilómetro 13 y medio momento espectacular donde se separaban los corredores de ambas modalidades la de 21 y los de la maratón. Aquí los pelos se te ponen de punta porque los corredores se rompen en aplausos donde cada uno desde su categoría reconoce a los otros el mérito de estar corriendo en esas calles. Llevábamos un ritmo bueno, porque aunque en algunos kilómetros pasábamos de los 6 minutos, compensábamos con otros, de modo que el tiempo iba bastante bien. Así seguíamos avanzando por el centro de Madrid hasta que llegamos a la Gran Vía, es espectacular la animación que hay por todo el recorrido, pero en especial por esta zona, al desembocar en la Plaza de Callao el grupo de rock estaba tocando una canción de Parchís, y la animación es total, bajando la calle Preciados, le dedicamos a nuestra compañera Mercedes una canción que ella misma diseñó el día de la carrera del castillo de Montiel. Así salimos de la Puerta del Sol, en dirección al Parque del Oeste, lo que nos llevaría hasta la entrada de la casa de Campo. Después de pasar por la media maratón, mis sensaciones eran espectaculares, ahí es cuando comencé a creerme que lo podía conseguir, pero no me quería emocionar, aún quedaba mucho por andar.

Otro momento de incalculable valor en esta carrera fue el paso por la Casa de Campo, allí Herminio se empezó a desmarcar de nosotros, al principio lo seguíamos viendo, pero luego lo dejamos de ver. Conforme se iba alejando del pelotón, el rey de los gritos de nuestro club el señor Carmelo comenzó un juego que resultó ser super divertido e hizo que se nos pasase rápido y de forma amena el paso por esta zona. Carmelo comenzó a gritar: “ Herminio que no te veo”, “ Herminio lánzate”, y la gente se sumó a este tipo de gritos: “ ¿ Dónde estará Herminio?”, “ No quiero que se me vaya muy lejos Herminio?”,” ¿ Quién es Herminio?”, la gente voceaba: “ Herminio….”, yo creo que él como iba bastante delante, no los oía, pero fue una risa buena, Hermis, seguro que nunca te han animado tanto como en esta carrera, fue increíble. Foto del paso por la Casa de Campo:
Salimos de la casa de Campo desembocamos en la Avenida del Manzanares, y con ello aterrizamos en el kilómetro 30, me soprendo a mí misma porque mis sensaciones siguen siendo buenas, muy buenas, voy bastante bien. A partir del km 32 comenzamos una subida en picado, acompañados de un calor tremendo. El tiempo se nos empieza a escapar un poco de las manos, pasamos el km 35, llegamos a Atocha y comenzamos la subida hacia la Plaza de Colón, esta subida, me hace pagar una gran pájara en torno al km 36 o 37, se me hace interminable la cuesta, Herminio sigue por delante, Pj y Carmelo me ven pinchada y me animan: “ Vamos Ana disfruta estos momentos de GLORIA, creo que esa frase la tengo metida aún en la cabeza”, bebo agua, intento pensar en lo que me ha costado llegar hasta allí, pero se me hace dura, tengo claro que no me voy a parar, pero el ritmo se me va a 7 min/km, pero no me importa lo que quiero es llegar. Carmelo, no soporta este ritmo y decide despegarse de nosotros. Entonces, me doy cuenta de que hemos pillado a Herminio, Pj sin descuidarme un segundo se da cuenta de que Herminio va mal, y lo anima. Llegamos a la Plaza de Colón y cogemos la calle Recoletos, madre de Dios, cuando la vi, el corazón me dio un vuelco, era una cuesta que no terminaba. Seguimos avanzando, y Herminio remonta tras tomarse un gel y nos hecha la delantera, culminamos Recoletos desembocando en la entrada al parque del Retiro, y nunca olvidaré las veces que Pj me dijo: “ Ánimo Ana, que ya es tuyo”. Aquí nos encontramos con otro de los talentos de este club que junto a su familia estaba dándonos ánimos, gesto muy grande sí señor, haciendo gala de un gran compañerismo, envidiable actitud. Foto para ese momento, gracias Esther, que esta salió de tus manos.

Los kilómetros que más me costaron fueron el 38, el 40 y 41, no sé qué pasaba que parecía que las piernas no respondían a mi deseo de apretar, sobre todo por lo cercana que estaba ya la meta. En el 42, ya olía todo a victoria, se escuchaba el speaker de la meta, en fin ahora sí que me creía que había conseguido mi sueño. De repente vimos PJ y yo a lo lejos la meta, en un lateral estaba Carmelo esperándonos a nuestra llegada, gritando, que es lo que mejor se le da después de correr, bueno no sé cuál de las dos cosas es la que mejor se le da. Cruzamos la meta, me fundí en un abrazo con Pj, lo había conseguido, pero parte de esa medalla era suya, su fuerza mental, me la fue transmitiendo durante todo el recorrido. Después llegó Herminio, a abrazarme, y cómo no Carmelo, al que tengo que agradecerle su reportaje fotográfico de todo el recorrido, así como los vídeos de la llegada y del resto de la carrera. Una vez entrados en meta, me sobrevino una relajación completa y con ello lo que hice fue romper a llorar de emoción. Creo que he llorado pocas veces en mi vida, cuando aprobé las oposiciones, cuando nacieron mis joyas y este momento es otro de los que nunca podré olvidar. Me consolé con mis compis, recogimos nuestro trofeo, esa gran medalla, y fuimos al ropero a recoger nuestra bolsa y seguidamente a hacer unos estiramientos. Una vez parados noté que no me podía ni mover, las piernas me dolían cosa mala, pero, como dice Pj “ El dolor se pasa, y el orgullo es para siempre”.

Una vez que nos cambiamos y nos secamos lo que buenamente pudimos nos fuimos a reunirnos todos al bar el Brillante en la terraza que da por el museo Reina Sofía y allí comimos y nos hidratamos.
Y con este fin de semana tan divertido y lleno de deporte cada uno se despidió y rumbo a su destino.

Tiempo total: 4horas 25 minutos con 53 segundos.

Distancia: 42 kilómetros con 660 metros.
Altura ganada: 547 metros.
F cardiaca media: 162
F cardiaca máxima: 179
“Puedes continuar para terminar la carrera y las piernas te dolerán una  semana o puedes renunciar y tu mente te dolerá por toda la vida.”
HASTA LA PRÓXIMA..........


2 comentarios :

  1. ANA, GRACIAS POR LA CRONICA.
    GRAN FINDE DE L@S TUERCELINDES, HAY QUE REPETIR, MERECE LA PENA.

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