MARATÓN DE MADRID ROCK AND ROLL , MAPOMA.
AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LOS SUEÑOS
Esta crónica, lleva tantos sentimientos, tantas
inquietudes en su regazo, que espero hacerle justicia con la pluma y no dejarme
nada, ni a nadie en el camino.
Como diría Joaquín Sabina “
Pongamos que hablo de Madrid”, sin duda alguna reconocido por todo maratoniano
que se precie, es una de las maratones más exigentes de toda la geografía
española, y parte de culpa la tiene su tramo final. En nuestro caso concreto,
lo primero de todo es preguntarnos de dónde salió la idea de correr una
maratón.La verdad es que desde que somos parte del Club de
atletismo Tuercelindes, nuestra carrera deportiva y afán de superación va
viento en popa. Pues bien, fue Herminio quien comenzó a despertar el gusanillo
de esta distancia, él había hablado con mucha gente que la había hecho y tenía
bastante claro que si otros la hacían él también podría culminarla y claro, me
propuso si estaba dispuesta a hacerla con él. Lo anduve pensando, pero no estaba
convencida del todo. Entonces llegó el 22 de Diciembre de 2013 y fuimos tres
verdes tuercelindes en el mismo coche a
correr los diez mil de Aranjuez: Pj, Herminio y yo, el camino como es largo da
tiempo a hablar de muchas cosas y una de ellas fue la maratón. PJ ya había
corrido 8, es una máquina y nos dijo que él nos podía pasar un plan de
entrenamiento, de forma que si lo cumplíamos
eso nos garantizaría que la podíamos terminar, fueron tantos los ánimos
que nos dio y tan espectaculares las sensaciones que nos describió que
disfrutaríamos a lo largo de la carrera que si tenía algún tipo de duda, me la
mitigó y consiguió que me lanzase a la piscina. Además se ofreció para
resolvernos cualquier tipo de duda que tuviésemos durante la preparación. En
fin ya lo teníamos todo: un sueño, un plan, un preparador, un hombro donde
desahogarnos, unas buenas zapatillas, sólo restaba empezar a trabajar en ello.
Y así lo hicimos, nos faltaban catorce semanas de duro trabajo hasta el 27 de
abril de 2014.
Empezamos con el plan, y fieles a los entrenamientos
y a los posibles contratiempos a los que estábamos expuestos, como todo
corredor que se precie a ello, llegó el día soñado. Sábado 26 de abril, a eso
de las 8 de la mañana, levantamos a los niños, preparamos los desayunos,
ultimamos los detalles y preparativos y salimos rumbo a Toledo, en concreto a
Nambroca ciudad donde íbamos a dejar a nuestras dos joyas para poder ir a la
maratón. Una vez llegados a casa de mi hermana, descargamos los enseres de los
niños, tomamos un café con ellos y arrancamos en dirección a Madrid. No quiero
abandonar este párrafo sin dedicarle unas palabras de agradecimiento a estos
manchegos , en la actualidad hijos adoptivos de Nambroca mi hermana Mary y a mi
cuñado J, ellos tienen un trocito de esta medalla, sin la ayuda de ellos, esto
no se hubiera podido lograr. Va por vosotros.
Arrancamos rumbo a la capi y en el camino, paramos
en el decathlon a comprar los geles con los que íbamos a correr la maratón y
que ya habíamos probado en los entrenamientos, además compramos una gorra y un
cinturón para llevar los geles y el dinero, por si nos pasaba algún percance en
carrera.
Después fuimos dirección la casa de Campo en busca
de la Pasta Party, que es una invitación a pasta que hacen a todos los
participantes en la carrera en cualquiera de sus modalidades, pese a que nos
perdimos y no nos resultó nada fácil llegar, finalmente lo encontramos, y
comimos pasta: unos ricos macarrones.
Además nos encontramos por allí con Paco ( que debutó en la Madia Maratón),
Esther, y su hija, con Carmelo y Vanesa y con la hermana de Pepe. Allí pasamos
unos grandes momentos como dan fé de ello estas fotos:
Tras una velada de incalculable valor, nos fuimos al
hotel a dejar las maletas, descansar un poco, ducharnos para después a las
nueve quedar de nuevo en un italiano llamado Pinochio enfrente del museo Reina
Sofía, donde nos tomamos otro plato de pasta, para llenar el cuerpo de
carbohidratos de cara al desafío del día siguiente. Aquí se unió a nosotros
Chema( otro maratoniano, que en esta ocasión participó en los diez mil para
mejorar su mmp).
Bueno,
a las doce de la noche regresamos al hotel, a descansar. Al día siguiente a las
seis de la mañana en pié, una ducha rápida para despejarnos, un desayuno
energético, vestirnos, colocar dorsal, coger la bolsa que teníamos prevista
dejar en el ropero, y rumbo al bar el Brillante situado en Atocha donde
habíamos quedado a las 8. Nosotros fuimos los primeros en llegar, nos siguió
PJ, y finalmente llegó Carmelo.
Una vez reunidos nos fuimos para el ropero a dejar
las bolsas.
Foto antes de salir, llenos de emoción, las caras hablan por sí solas:
Una vez que dejamos las bolsas a buen recaudo,
fuimos rápidos y veloces a la línea de salida, porque tampoco es que nos
sobrase mucho tiempo, la salida era a las nueve, en la Plaza de Cibeles. Nos
metimos en el cajón nº 3 y con mucha emoción y nervios esperamos el pistoletazo
de salida. Emocionados comenzamos la aventura que tanto tiempo habíamos
esperado. Empezamos a subir, en concreto 6,5 kilómetros hasta llegar a la paz
momento en el que hicimos izquierda. Hasta el momento nuestro ritmo era de 6
km/h, íbamos fenomenal, la euforia nos hizo olvidar que estábamos subiendo.
Tuvimos un pequeño percance en el primer avituallamiento, donde nos perdimos,
pero gracias a las voces de Carmelo y a sus idas y venidas hacia delante y
hacia atrás conseguimos volver a reunir al pelotón, y fieles a la historia
seguimos juntos.
Avanzamos entre subidas y bajadas hasta el kilómetro
13 y medio momento espectacular donde se separaban los corredores de ambas
modalidades la de 21 y los de la maratón. Aquí los pelos se te ponen de punta
porque los corredores se rompen en aplausos donde cada uno desde su categoría
reconoce a los otros el mérito de estar corriendo en esas calles. Llevábamos un
ritmo bueno, porque aunque en algunos kilómetros pasábamos de los 6 minutos,
compensábamos con otros, de modo que el tiempo iba bastante bien. Así seguíamos
avanzando por el centro de Madrid hasta que llegamos a la Gran Vía, es
espectacular la animación que hay por todo el recorrido, pero en especial por
esta zona, al desembocar en la Plaza de Callao el grupo de rock estaba tocando
una canción de Parchís, y la animación es total, bajando la calle Preciados, le
dedicamos a nuestra compañera Mercedes una canción que ella misma diseñó el día
de la carrera del castillo de Montiel. Así salimos de la Puerta del Sol, en
dirección al Parque del Oeste, lo que nos llevaría hasta la entrada de la casa
de Campo. Después de pasar por la media maratón, mis sensaciones eran
espectaculares, ahí es cuando comencé a creerme que lo podía conseguir, pero no
me quería emocionar, aún quedaba mucho por andar.
Otro momento de incalculable valor en esta carrera
fue el paso por la Casa de Campo, allí Herminio se empezó a desmarcar de
nosotros, al principio lo seguíamos viendo, pero luego lo dejamos de ver.
Conforme se iba alejando del pelotón, el rey de los gritos de nuestro club el
señor Carmelo comenzó un juego que resultó ser super divertido e hizo que se
nos pasase rápido y de forma amena el paso por esta zona. Carmelo comenzó a
gritar: “ Herminio que no te veo”, “ Herminio lánzate”, y la gente se sumó a
este tipo de gritos: “ ¿ Dónde estará Herminio?”, “ No quiero que se me vaya
muy lejos Herminio?”,” ¿ Quién es Herminio?”, la gente voceaba: “ Herminio….”,
yo creo que él como iba bastante delante, no los oía, pero fue una risa buena,
Hermis, seguro que nunca te han animado tanto como en esta carrera, fue
increíble. Foto del paso por la Casa de Campo:
Salimos de la casa de Campo desembocamos en la
Avenida del Manzanares, y con ello aterrizamos en el kilómetro 30, me soprendo
a mí misma porque mis sensaciones siguen siendo buenas, muy buenas, voy
bastante bien. A partir del km 32 comenzamos una subida en picado, acompañados
de un calor tremendo. El tiempo se nos empieza a escapar un poco de las manos,
pasamos el km 35, llegamos a Atocha y comenzamos la subida hacia la Plaza de
Colón, esta subida, me hace pagar una gran pájara en torno al km 36 o 37, se me
hace interminable la cuesta, Herminio sigue por delante, Pj y Carmelo me ven
pinchada y me animan: “ Vamos Ana disfruta estos momentos de GLORIA, creo que
esa frase la tengo metida aún en la cabeza”, bebo agua, intento pensar en lo
que me ha costado llegar hasta allí, pero se me hace dura, tengo claro que no
me voy a parar, pero el ritmo se me va a 7 min/km, pero no me importa lo que
quiero es llegar. Carmelo, no soporta este ritmo y decide despegarse de
nosotros. Entonces, me doy cuenta de que hemos pillado a Herminio, Pj sin
descuidarme un segundo se da cuenta de que Herminio va mal, y lo anima.
Llegamos a la Plaza de Colón y cogemos la calle Recoletos, madre de Dios,
cuando la vi, el corazón me dio un vuelco, era una cuesta que no terminaba.
Seguimos avanzando, y Herminio remonta tras tomarse un gel y nos hecha la
delantera, culminamos Recoletos desembocando en la entrada al parque del
Retiro, y nunca olvidaré las veces que Pj me dijo: “ Ánimo Ana, que ya es
tuyo”. Aquí nos encontramos con otro de los talentos de este club que junto a
su familia estaba dándonos ánimos, gesto muy grande sí señor, haciendo gala de
un gran compañerismo, envidiable actitud. Foto para ese momento, gracias
Esther, que esta salió de tus manos.
Los kilómetros que más me costaron fueron el 38, el
40 y 41, no sé qué pasaba que parecía que las piernas no respondían a mi deseo
de apretar, sobre todo por lo cercana que estaba ya la meta. En el 42, ya olía
todo a victoria, se escuchaba el speaker de la meta, en fin ahora sí que me
creía que había conseguido mi sueño. De repente vimos PJ y yo a lo lejos la
meta, en un lateral estaba Carmelo esperándonos a nuestra llegada, gritando,
que es lo que mejor se le da después de correr, bueno no sé cuál de las dos
cosas es la que mejor se le da. Cruzamos la meta, me fundí en un abrazo con Pj,
lo había conseguido, pero parte de esa medalla era suya, su fuerza mental, me
la fue transmitiendo durante todo el recorrido. Después llegó Herminio, a
abrazarme, y cómo no Carmelo, al que tengo que agradecerle su reportaje
fotográfico de todo el recorrido, así como los vídeos de la llegada y del resto
de la carrera. Una vez entrados en meta, me sobrevino una relajación completa y
con ello lo que hice fue romper a llorar de emoción. Creo que he llorado pocas
veces en mi vida, cuando aprobé las oposiciones, cuando nacieron mis joyas y
este momento es otro de los que nunca podré olvidar. Me consolé con mis compis,
recogimos nuestro trofeo, esa gran medalla, y fuimos al ropero a recoger
nuestra bolsa y seguidamente a hacer unos estiramientos. Una vez parados noté
que no me podía ni mover, las piernas me dolían cosa mala, pero, como dice Pj “
El dolor se pasa, y el orgullo es para siempre”.
Una vez que nos cambiamos y nos secamos lo que
buenamente pudimos nos fuimos a reunirnos todos al bar el Brillante en la
terraza que da por el museo Reina Sofía y allí comimos y nos hidratamos.
Y con este fin de semana tan divertido y lleno de
deporte cada uno se despidió y rumbo a su destino.
Tiempo total: 4horas 25 minutos con 53 segundos.
Distancia: 42 kilómetros con 660 metros.
Altura ganada: 547 metros.
F cardiaca media: 162
F cardiaca máxima: 179
“Puedes continuar
para terminar la carrera y las piernas te dolerán una semana o puedes renunciar y tu mente te
dolerá por toda la vida.”
HASTA LA PRÓXIMA..........
Óle, eres una CAMPEONA!!!!!!
ResponderEliminarANA, GRACIAS POR LA CRONICA.
ResponderEliminarGRAN FINDE DE L@S TUERCELINDES, HAY QUE REPETIR, MERECE LA PENA.