miércoles, 20 de abril de 2011

Crónicas: XXXIV Madrid Marathon


“La maratón empieza el día que acabas la maratón que acabas de correr, ese día empiezas a preparar ya la siguiente.”


Con esa idea en la cabeza se empieza a escribir esta crónica de la prueba reina del atletismo en un marco único e irrenunciable para un maratón como es la ciudad de Madrid.
El fin de semana comenzaba con el paso obligado por la feria del corredor el sábado con la recogida del dorsal y camiseta, allí nos concentramos los más de 11000 “cabezas locas” como quedada en el bar para recoger el jornal de la vendimia.
Como mercadillo de pueblo pero bajo techumbre se abrían ante nosotros los diferentes “puestos” con incluso productos exóticos para deportistas, las voces de “oiga, que me lo quitan que se lo llevan” o “melones, melooooooooooones” esta vez se sustituyeron por azafatas que te abordaban con la mejor de sus sonrisas dándote innumerables folletos que en muchos de los casos acabaron en el stand del eco maratón.
Singular fue el stand del maratón de Florencia, donde las pocas ganas de vender el evento eran evidentes, y su ingles digamos era inexistente, por lo menos después de hacer la fotografía al estilo Nadal decidió que no le devolviese la medalla, fisna que era la dependienta, por lo menos tengo la falsa constancia de haber recorrido el maratón de Florencia 2009.
Esperando la cola de la past party nos abordó un doctorando de ciencias del deporte para con sus cuestiones reforzar su tesis “Motivaciones para realizar y acabar un maratón”, nos realizó preguntas de lo mas vario pintas durante media hora que respondimos con la máxima concreción orgullosos que esta locura sea tema de tesis.
Una vez apagada la grabadora pudimos compartir sus experiencias y sus consejos como maratoniano, sobre todo para mí y para el maratón de Madrid, ya que era posible una mitra de ansia que podría llevarme a doblarlas en el primer amago.
Preferible en el mediodía unas gachas, comida que ha pasado de ser almuerzo de pastores para convertirse en desayuno de borrachos, pero donde tuvimos la gran suerte de compartir el ágape con unos paisanos gambiteros pertenecientes al club “Quien no corre, vuela “ de Albacete, gente muy agradable con quienes pudimos desarrollar nuestro léxico autóctono sin explicar el valor de las palabras.


Aceptamos las invitaciones mutuas para realizar carreras en los circuitos de dos tierras hermanas como son Albacete y Ciudad Real, en concreto la carrera popular de Alcaraz, rompe piernas donde las paran pero no descartable para ganar algo de musculo en estas piernas lacias, no será a bien seguro nuestra última coincidencia con ellos.
Como niños pequeños que esperan su día de reyes esa noche dejamos todos los bártulos preparados para el gran día.
A las 7 de la mañana música dance despertó estos cuerpo escombros, probablemente también a algún vecino, durante un instante nos volvimos a hacer la eterna pregunta “¿pero qué leche hago yo levantándome un domingo a estas horas, pudiendo estar en horizontal?”, poco dura siempre ese momento.
Nos encaminamos hacia el metro, donde las miradas cómplices con los otr@s portadores de pantalón corto y dorsal eran mutuas, nos delataba esa tímida sonrisa de estar cerca de hacer algo grande.
La llegada a Colón nos puso más las pilas, un caótico guardarropa nos dejó ya en nalguetas para calentar, el estiramiento nos recordó la falta de una visita “anca Los Olegas” para lo que viene a ser un corregio de ladeo en el tren inferior, supongo por el crujió se acercaron los miembros del club Bansander cuya camiseta portábamos y defendimos, compartimos animada charleta no dejándome de llamar el gran ejemplo de los miembros setentones que todavía se atreven a hincar el diente al asfalto.

La espera del disparo inicial solo fue relajada por la coincidencia con los miembros del club paisano Extenuación de Valdepeñas, cuyo esfuerzo, con madrugón incluido, por estar en esta carrera es digno de remarcar.
Una vez aterrizado los paracaidistas de la BRIPAC se inicio de forma conjunta la salida de la marea multinacional, desde el zorro, superman hasta dos americanos excamisaos pasando por la alemana, cuya piel blanca delataba, vestida de sevillana se inició la carrera.
Llamativo correr por los ocho carriles de la castellana, dejando a un lado y otro edificios como la torre BBVA o el edificio de Nuevos Ministerios, acontecimiento único compartido por una autentica torre de Babel donde imperaba los ánimos mutuos y un compañerismo difícil de ver fuera de ese torrente humano.
A la altura del Santiago Bernabéu vivimos el segundo momento emocionante de la carrera, la despedida de nuestros compañeros decididos a realizar 10 Km tomaban otra ruta, me sorprendió de forma grata los aplausos mutuos de ánimo entre las dos bifurcaciones de la carrera, era emocionante a la par que original ese ruido de palmas acompañadas de alguna expresión del tipo “veis pidiendo las cañas”, “en dando recuerdos os volvéis” ó “si es que no tenéis hartura”.
Ahora “solos” nos dirigíamos a Plaza Castilla donde un primer avituallamiento nos esperaba, si más nos lleno fue los ánimos de la gente en esa curva debajo de las torres de Puerta de Europa.
Empezamos a bajar por el barrio Salamanca, muchos setos de las aceras recibieron un chispeo en estando soleado aunque aquí hay que resaltar el papel de un maratoniano dispuesto a evacuar de forma imperiosa, no teniendo mejor idea que orinar en los setos de un edificio enorme blanco con parejas de la Benemérita en cada esquina, dicho edificio estaba coronado por una gran bandera de la Federación Rusa, los corredores empezamos a vocear recalcando el par que hay que tener para hacerlo.
Debido a esos gritos una agente de la Benemérita decidió increpar al valiente, a cuyas palabras este respondía con gestos de “espérate que termine”, ya hay que tenerlos para orinar en la puerta de la embajada rusa, ni que decir tiene que no se ha vuelto a saber nada mas de ese atleta.
El tramo de bajada se hizo muy rápido, las piernas ya iban tomando temperatura, la siguiente curva nos llevo al puente de nuevos ministerios, a partir de aquí el ambiente fue indescriptible, carteles de “Animo Papa”, “Sois unos campeones” y dedicatorias personalizabas cubrían las aceras todo ello acompañado de banderas autonómicas y europeas acompañado de los sprays bocinas y los diferentes grupos de música posicionados por la organización.
La glorieta Bilbao, Gran Vía y Puerta de Sol tengo que reconocer me encogieron el motor de este cuerpo gavilla, una fila formada por el publico de los más variopintos orígenes y lugares finalizada por un carrito, que nunca olvidaré, con una pequeña de apenas 12 o 15 meses moviendo lo que me pereció un sonajero queriendo copiar los movimientos de unas personas extrañas que veía animar a no se sabe quien ni para que,pero a las que quería imitar.

Estos pequeños detalles, nunca mejor dicho, son los que hacen grande a este deporte, o si me permitís a este estilo de vida cuyos valores son dignos de trasmitir.

Bueno sigo que me pongo emotivo a la par que mascarra, después de la salida de la Puerta del Sol nos dirigiremos al Palacio Real, edificio único que no pudimos disfrutar en su plenitud debido a la coincidencia con la procesión del Domingo de Ramos, por lo menos disfrutamos de la iluminación y eco provocado del túnel de la calle Bailén.
La salida a la calle Ferraz termino la parte bonica del maratón, ejemplo los compañeros cuya meta era la media maratón, pararon unos metros más delante de la pancarta en inmediatamente se giraban a la fraternidad para dar sus ánimos a los integrantes de la carrera, aquí tengo que decir que de pocas acaba mi carrera por un majcao que decidió coger las botellas de agua de la mesa a docenas tirando la mitad de ellas, pegó la evidente ostia a recoger con espátula, no dando yo el gachapazo por la zancada que pegue.
Ahora empezaba la verdadera maratón, nos adentramos en la casa de campo contraste total con el ambiente en el centro de Madrid, en estos kilómetros desgraciadamente José sufrió un pinchazo en su estomago, maldito limitante que le impide hacer su progresión abrumadora, no obstante aquí remarcar muy alto, la bajada en casi 30 minutos con su primera maratón en la capital, la edición pasada, dejando el crono templando muy cerca de un tiempo de 3:30, no bajando el ritmo excesivamente aunque no dentro de los tiempos de los que es capaz.
En cuanto a mi tuve una leve pájara sobre el 27 km que me hizo ser conservador y dejar que se marchara el globo que tenía como referencia, a pesar de ello las unidades de la BRIAP con su bandera al frente empezaron a sucumbirme de manera considerable.
El cuerpo decidió darme otra oportunidad y tuve la suerte de marcar mi ritmo de carrera, en ese momento la maratón te elige, difícil no mirar a los otros corredores que desgraciadamente sufren físicamente parones por diferentes motivos, pero necesario, siempre teniendo para ellos unas palabras de ánimo.
Los kilometros anteriores al Vicente Calderón me devolvió al lindero del globo de carrera de referencia para mi, era la hora de poner las escrituras encima de las tacillas o jugárselo a las caras como bien saben los tuercelindes de Bolaños.
El runrún que llevaba en la cabeza era equiparable a la decisión de si arrancar la viña y tomar la subvención o estarse quieto y esperar a que suba el precio la uva, me acordé de todos los consejos recibidos durante el fin de semana, muy en cuenta los de mi hermano que me metió en este mundo, idea que siempre agradeceré junto con otros imnumerables consejos y apoyos, “en Madrid, con su perfil, te puedes romper para todo el año”, decidí sobrepasar al globo a partir del paso por 39 km.
Me lancé y encontré las cuestas de Atocha y la calle Alfonso XII, rampejas que dicen en la Mancha, ahí lo dimos todo.
La llegada a meta increíble, pasillo de publico ensordecedor animando a rabiar, en ese momento recordé a esas dos personas que nos faltan, que se fueron demasiado pronto, sin ellas, sin esa pulsera de tela que me daba tanta fuerza no hubiera acabado en esa marca para mi impensable.
Después del cruce de meta logramos localizarnos de forma rápida, recuperar todos los azucares posibles y sobreponernos para compartir una comida de pasta y arroz con una nuestra gran amiga Mariajo.


En ese momento, como le dijimos al doctorando la tarde anterior, asimilamos y disfrutamos de este reto conseguido por 2ª y 3ª vez respectivamente, SUEÑO CUMPLIDO!!!!!!!!!!!!!!.
Realizamos los contactos con los miembros de Tuercelindes A.C., porque también ellos participaron de esta carrera, animando a repetir a aquellos que se echaron pa lante en su día y para los que están a punto de hacerlo a compartir esta trastá que por lo menos una vez en la vida hay que hacer.
No puedo acabar si la idea de la vuelta que dimos, porque pudiendo ir recto no hicieron dar la vuelta, como la carrera Pedestre de Montiel, pudiendo ir El ayuntamiento, la calle seroja y para acabar el Castillo nos llevaron, el ayuntamiento, el cerro San Polo, la casa escalera, dominguillo y ya mu tarde la covatilla, y digo yo “porque dan la vuelta los de Valdepeñas” si no es porque los miembros de Extenuación saben que el espacio y el tiempo son curvos y refutaron a la teoría.
Nos vemos en la próxima carrera, o en los bares, bueno una coseja, si el bar no tiene escaleras mejor para nosotros.




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